jueves, 8 de septiembre de 2011

Ciencias sociales y literatura: ¿Jerarquización acertada?

La discusión que atraviesa este articulo posee una rica historia, repleta de postulados, teorías e ideas contrapuestas a través del paso del tiempo. Los cientistas sociales del siglo XX consideraron necesario realizar un profundo estudio buscando una respuesta a la pregunta “¿Qué es la literatura?”, instalando un profundo debate acerca de cuales son los alcances de lo que se reconoce como una producción literaria, intentando lograr una definición que sea más abarcativa y que al mismo tiempo pueda refutar ciertas ideas instaladas en el imaginario tanto científico como popular que no correspondían a lo que realmente la literatura era en si.
A través de la historia, la literatura se constituyo como una practica que tiene la posibilidad de abarcar todos los campos que el ser humano podía expresar por medio del lenguaje, desde la filosofía hasta la psicología, desde la antropología hasta la historia. La dicotomía entre ciencia (así serán nombradas las ciencias sociales de aquí en adelante dentro de este texto) y literatura, conlleva la idea de que existe una jerarquización que presupone como un saber superior a la ciencia por sobre la literatura. Sin embargo, como bien observa Roland Barthes en su ensayo “De la ciencia a la literatura”, existen relaciones que permiten ver que la ciencia y la literatura no se diferencian por su método (ya que cada ciencia es capaz de moldear uno propio que se ajuste a su objeto de estudio), ni la moralidad (ya que el rigor y la seriedad no son atributos exclusivos a la ciencia), ni tampoco su medio de comunicación (ambas se pueden ver en los libros, por ejemplo). Lo que constituye, en primer lugar, una diferenciación, son los valores sociales que acompañan a la designación de ciencia como una materia que una determinada sociedad considera digna de transmitir, es decir, de enseñar.
Para establecer una diferenciación que permita comprender que la distinción existente entre ciencia y literatura no es jerárquica, sino mas bien que ambos utilizan códigos diferentes incluidos en un gran sistema (el lenguaje) que conviven en una relación de “jerarquía fluctuante”, Barthes postula que es errónea la idea de que la ciencia sea la que posea un lenguaje neutro que funciona como referencia a los demás códigos. Esta idea considera a el lenguaje poético o literario como una deformación o derivación del lenguaje neutro, alegando que la literatura se conforma a través del adorno del lenguaje de la ciencia.
Continuando con esta linea de análisis, Roland Barthes sostiene que la literatura es la única que soporta la responsabilidad total del lenguaje porque se encuentra inmersa en él completamente. En cambio, la ciencia necesita del lenguaje para expresarse pero no asume una responsabilidad total sobre él, sino que lo toma como un mero instrumento, acotando así el potencial que posee.
La idea de responsabilidad total del lenguaje para la literatura que plantea Barthes, se condice con varias de las ideas expuestas por Eugenio Coseriu en su Tesis sobre el tema “Lenguaje y Poesía”. Este autor considera que el lenguaje poético (también llamado literario) es el que desautomatiza y pone en acto todas las posibilidades inherentes al lenguaje mismo. Tampoco es posible pensar que lo poético es solo lenguaje neutro con elementos añadidos como decoración, el lenguaje poético posee una identidad propia que permite diferenciarlo de los demás.
También podemos decir que la literatura se constituye como un uso total del lenguaje tomando en cuenta el planteo que realiza Barthes sosteniendo que la ciencia es aquello que se enumera, enuncia y expone para luego ser transmitido (enseñado), a diferencia de la literatura que esta constituida por la acción de escribir, siendo por lo tanto una realización y no una exposición. Por otra parte, Eugenio Coseriu plantea en su texto que el lenguaje comunicativo es una limitación de toda la potencialidad que utiliza el lenguaje literario, ya que este tipo de discurso es el que transgrede los limites que la norma discursiva del momento socio-histórico dispone.
Para concluir, podemos decir que tanto ciencia como literatura no pueden ser ubicadas en una relación estrictamente jerárquica debido a que ambas poseen una manera diferente de darle utilidad al lenguaje. Sin embargo, es la literatura quien toma la responsabilidad del uso completo y sin restricciones del lenguaje, dándose la posibilidad de experimentar combinaciones y variantes que el discurso científico jamas se permitiría debido a que el centro de su objeto esta en lo que se quiere transmitir y no en la forma que posee aquello que se transmite. A esto se suma el hecho de que el lenguaje es solo un instrumento para la ciencia, y no un elemento constitutivo como lo es para la literatura.
Es nuestra responsabilidad intentar lograr una síntesis que nos permita una convivencia expresamente simbiótica entre ciencia y literatura, para arribar a un momento histórico que permita una relación directa y sin jerarquizaciones entre el uso pleno del lenguaje y la transmisión de los conocimientos que sean considerados como dignos de enseñarse.